jueves, 6 de octubre de 2011

Me despierto hoy como hace años no lo hacía. Al toque de abrir los ojos, me levanto con energía y arranco mis actividades. Nada de pachorrear bufando, ni de entretenerme con la espalda indescriptible de Flor.

Ando derecho, corrigiendo la postura ya que estuve mucho tiempo cabizbajo y tengo un huevo posado en una de mis vértebras. Doloroso. Pero arremeto en la verticalidad, le voy a ganar de a poco, es solo una cuestión de actitud.

Lo que diferencia el hoy de los últimos ayeres es solamente el orden mental. O mejor dicho, el desorden buscado. Porque ahora se me vienen épocas de caos, bendito sea el caos que me da vida, energía y sobretodo razones para agotarme.

La muerte de Steve, que hasta hoy no me había interpelado en lo más mínino, y los diarios que me lo ponen delante de la jeta, y veo que el tipo la tenía clarísima y me la cuenta tan simple que me deja sin chances de boludear, de entretenerme.

Entretenerse. Sobre esto estuve pensando exhaustivamente mientras pesaba la frente. Es fácil, y todo esta dispuesto para eso. No da crear, para qué si hay alguien que ya tiene lo que vos necesitás. Que ya sabe lo que vos querés. Que ya hizo lo que vas a hacer. Quedate tranquilo, mira la tele, soña culitos. Criticá, quejate, pero sentado ahí. Ni se te ocurra pensar. Basta.

Casi pierdo a Flor por estúpido, por quedado, por inerte. Me salvó crear, pensar. Pensar que ese día podía ser el último y vivir acorde el momento, el corazón.

Gracias Steve, no tengo Mac pero soy tu fan póstumo.