Derivando antagonismos, construyendo mi verdad, no me creo un iluso.
Se me oprime a fondo el pecho con angustia existencial y románticos delirios.
Despierto en saltos, soñé con el puñal entrando en mí.
Rompo mis ojos y vuelvo a observar su desnudez.
Suspiro aliviado, que suave es su piel. Me comporto como un niño.
Es posible que se logre, en un mundo infernal, conocer el paraíso.
Me pido a gritos no volver a reaccionar con idiotez.
Cierro mis ojos y vuelvo a recordar su desnudez.
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