jueves, 31 de marzo de 2011

Volver

Simplemente debo volver a escribir. Canciones, poemas, o esto que estoy haciendo. Pero el problema es mi vagancia artística. Este espacio me sirvió en un principio de depósito para el porvenir de palabras. Ejercicio. Lo creé con ese objetivo, no parar de escribir. Tengo cosas para decir. Realmente funcionó en un prinicipio. El devenir de las cosas hizo que me centrara en la composición de melodías, total las letras quedaban a cargo de otro. Esto en el plano de escribir canciones, claro. El tema es que me dejé estar, vacaciones larguísimas me tomé. Y se me endurecieron los dedos, las ideas en realidad. Esporádicamente entro y escribo algo. Últimamente fueron copy - paste de cosas que escribí en otros formatos (léase en una hoja, en una pared). Ni siquiera cosas originales. Una vagancia peligrosa. Me copiaba a mí mismo. Ahora bien, el amor cambia las cosas. En mí inyecta una dosis de adrenalina extra, diría más que extra. Superextra. No me cuesta levantarmene a la mañana, hacerme los mates, ordenar, leer, sonreírle al otro. Esas cosas que la inyección me brinda, me incitan a volver. Empujan mi cuerpo y alma hacia el ser feliz que fui, sensible sin problema de serlo. Volver al hábito. Estoy oxidado, y si algo trabajé en estos últimos años fue la corrosión de mi confianza. No confío en mi criterio. Realmente no sé si soy bueno en lo que hago. Me achaco, cierto, porque estoy vago. Porque no practico. Vago. O tristemente quieto. Eso podría definirme mejor, ya que lo que me pasa es que no me creo, y eso es triste. Ahora, gracias a la inyección, escribo catarsis. Para limpiar, como un caño al que le corre el agua por primera vez en tiempo, y pirmero tira aire, luego mugre, y espera el correr del líquido fluído otra vez. A ver cuanto tarda en salir cristalino y puro, de nuevo.